Para Gabriel Heras, médico especialista en Medicina Intensiva, el avance tecnológico en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), no es suficiente. Ve y analiza a los profesionales, pacientes y sus familiares como los pilares integrales del sistema sanitario, que poseen algo en común, el sufrimiento.

Mientras que el dolor físico se trata con analgésicos, al dolor emocional no se le presta la atención que merece, es “INVISIBLE”. Y esto es lo que el Dr. Heras quiere cambiar. Y por esto nació HU-CI, un proyecto que tiene por objetivo humanizar los cuidados intensivos en los hospitales.

El sufrimiento que se produce en estas unidades no solo afecta a los enfermos, también a los familiares y por supuesto a los profesionales que los atienden y a los que muchas veces les cuesta exteriorizar, “somos humanos, aunque a veces los demás, e incluso nosotros mismos, nos olvidamos de ello.” Acoto el doctor.

El Dr. Heras habla de su experiencia desde ambas perspectivas. Como médico, tuvo que hacer frente a las situaciones difíciles, como perder a algún paciente y comunicarlo a sus familiares y al mismo tiempo, como familiar, sintió la frustración y la tristeza que te invaden al perder a un ser muy querido.

Además, expone que la objetividad científica y la velocidad del trabajo en unidades de cuidados intensivos ha hecho que dejemos de lado los sentidos. Escuchar atentamente, sentir y palpar las necesidades de los pacientes, familiares, he incluso de los compañeros de trabajo, debería ser el objetivo principal. El expone varias acciones a llevar a cabo para una revolución que transformaría la sanidad, como son:

  • Fomentar la labor educativa y movimientos sociales que exalten el valor y el cuidado de los sentidos.
  • Lograr una sanidad centrada en las personas (paciente, familiar o profesional sanitario) donde las emociones sean el núcleo de la atención al paciente.
  • Mejorar la comunicación.
  • Lograr un mayor rol de las familias en el cuidado de sus seres queridos.
  • El mejoramiento de los espacios haciéndolos más amables.
  • Motivar a los profesionales.
  • Diagnosticar mejor el sufrimiento de pacientes, familiares y profesionales mejorando la formación de estos últimos en relación a el trabajo en equipo, la escucha activa, empatía y la comprensión.

Gabriel Heras deja claro al final de la charla que este cambio depende de nosotros: el arma más poderosa es el alma humana.