María Caratini, maestra retirada de Cayey, expresó para Puerto Rico Sabe su preocupación por la falta de interés en cultivar el hábito de la lectura en los niños y opinó que es una de las secuelas de la tecnología.
          Mientras pareciera ser lo más cómodo el dejar a un niño frente al televisor por un largo rato mientras se realizan los quehaceres del hogar, podría ser esto perjudicial para su desarrollo cuando además se le suman al día otras horas con la tableta, computadora y celular.
          Los “cuida-niños”, como les llama la maestra, consumen todo el tiempo que los pequeños pudieran tener para realizar otras actividades educativas, así como leer. Caratini sostuvo que la lectura ayuda a mejorar la gramática y que “si tú no tienes ni tan siquiera un verbo bien conjugado, que se desarrolla a través de la lectura, ¿cómo te vas a expresar?”.
          Además, insistió que los padres y los maestros son los modelos de los niños. “Si el niño ve que su papá de vez en cuando coge un periódico y un libro, pues el niño va a imitar eso; pero si no ve esos modelos, no tiene nada que imitar”, dijo. “Los niños son como esponjas que están pendientes a todo y si los padres no sacan un tiempito (para leerles), es peligroso”, añadió.
          Lo curioso del asunto es que mientras el mundo se domina cada vez más por la tecnología, los autores de los avances más recientes se han vuelto reacios a perderse en ella. El mismo Steve Jobs, creador de la marca Apple y productos como el iPhone, iPad y Mac, expresó en una entrevista para el New York Times en el 2010 que sus hijos no tenían iPads y que en su hogar se limitaba el uso de aparatos tecnológicos. Cuando una persona que literalmente cambió el ritmo del mundo a uno más acelerado e instantáneo dice algo así, entonces surge la interrogante: ¿qué sabe él que nosotros los consumidores no sabemos?
          Se trata de presenciar muy de cerca los peligros de la tecnología y entender que es una navaja de doble filo, sobre todo cuando se relaciona con niños y adolescentes. Esta puede propiciar la llave para acceder a contenido pornográfico, involucrarse en “cyberbullying” y peor aún, convertirse en adictos de estos aparatos tal y como lo son algunos de sus padres.
          Entonces, nos toca a nosotros ser más críticos con lo que le ponemos en las manos a nuestros niños y a “quién” se los dejamos a cargo. Debemos dedicarnos a trabajar más para que sus cerebros se desarrollen correctamente y no dependientes de los aparatos electrónicos; pero, sobre todo, a que practiquen la lectura habitualmente y se enamoren de ella.
          Pues, ¿acaso no es la lectura la que nos brinda experiencias sin vivirlas? La importancia de la lectura va más allá que solo aprender a escribir correctamente; pues es por medio de las historias y los personajes que se viven experiencias en la imaginación. Por ejemplo, naufragaste mar adentro en Relato de un náufrago y batallaste contra molinos de viento en El Quijote de la Mancha— todo desde la comodidad de tu hogar. O sea, en estas historias se vive el amor incondicional, el miedo, la superación, la perseverancia, la valentía, la enemistad, el orgullo, las lágrimas…todo a través de los personajes ficticios. Cuando se te presente una situación similar en la vida real, la literatura ya te va a haber brindado los filtros necesarios para que puedas afrontarla y como el náufrago, sepas flotar en el océano cuando ya no puedas nadar más.
           Como dice Caratini, “la lectura ennoblece, nos hace delicados, solidarios, comprensivos y amorosos”. Por lo tanto, si amamos a nuestros niños, ¡por supuesto dejémoslos ver televisión! Pero también brindémosles las herramientas lingüísticas y las experiencias literarias que los fortalecerán para el resto de sus vidas.
Gracias a María Caratini por su donación de conocimiento. ¡Puerto Rico Sabe!
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