El pasado 20 de marzo tuve que asistir a una vista pública para redactar un reportaje como parte de mis trabajos especiales de mi curso de concentración, Géneros Periodísticos. Cuando la profesora nos asignó hacer dicha tarea, recuerdo haberle confesado a varios de mis compañeros que nunca había visitado una vista pública en Puerto Rico. Incluso, ni siquiera había entrado al Capitolio de la Isla. Para mí fue mucho más que un simple escrito para la clase. Era la gran oportunidad de observar el verdadero comportamiento que se presenta en una vista pública, en este caso, dentro del Senado de Puerto Rico.

     En la mañana de aquel lunes, había llegado al Capitolio alrededor de 20 minutos antes de que iniciara el discurso, el cual era titulado como: Comisión de Educación y Reforma Pública. Como nunca había andado por el lugar anteriormente, me encontré con una compañera de clase, donde estuvimos juntos buscando la entrada de las oficinas del Senado para encontrar el salón que nos correspondía llegar. Primeramente nos habíamos parado frente a las puertas del Capitolio, en la parte norte, donde los oficiales nos dirigieron por el camino correcto del Senado porque estábamos ubicados en el lugar equivocado. Le hicimos caso a los oficiales y bajamos a la parte sur para presentar nuestras identificaciones. Cuando llegamos, me aseguré de estar en el lugar correcto porque ya faltaban menos de diez minutos para que la comisión comenzara. Con mucha intriga, le pregunté a las asistentes dónde quedaba exactamente el salón Hector Martínez y me respondieron con una mirada burlona que no era ahí. Comencé a sentir demasiada ansiedad porque eran las 8:55am y la sala daba comienzo a las 9:00am. Rápido le pregunté si podía dirigirnos a las salas que son del Senado porque tenía prisa. Al explicarnos, mi compañera bajó de inmediato al punto exacto, pero al ambos llegar, seguíamos perdidos porque no se encontraba por ningún lado la puerta que decía “Salón Hector Martínez”.

capitolio.png    [Foto por Osorio-Cintrón. Capitolio de Puerto Rico. Licenciado CC]

      Quedaban menos de cinco minutos y la desesperación comenzó a notarse en ambos. Con la impaciencia que sentía, me acerqué a un empleado de mantenimiento y le pregunté lo mismo que ya le había dicho a los oficiales y a las asistentes. El hombre nos señaló una oficina que estaba justamente frente a nosotros y dijo: “Es por allá, porque cambiaron la sala de esa Comisión”. Ya con dos minutos restantes, finalmente llegamos a nuestro destino. Al entrar al salón, solo se encontraban pocos funcionarios. Ni siquiera había un senador, tampoco estaba presente el encargado del caso, quien era el Hon. Abel Nazario, senador por Acumulación por el Partido Nuevo Progresista (PNP).

     De no ver a casi nadie presente, sentí un alivio enorme porque pensé que no iba encontrar tan siquiera un espacio para sentarme. El periodista nunca brilla por su ausencia en las coberturas de prensa. La puntualidad es un valor fundamental en la profesión del periodismo que nunca debe fallar. Además, es la característica principal que describe al periodista profesional. Por tal razón, detesto la impuntualidad, pero no ver la presencia de los senadores en la comisión, sentí que cumplí con mi puntualidad, porque el caso dio inicio a las 9:45am y no a las 9:00am como se propuso. Ya cuando habían pasado 20 minutos, la sala se llenó de senadores y estuvieron preparándose para discutir el tema sobre el Programa Escuela Libre de Drogas y Armas. Por último, dijo presente Julia Keleher, secretaria del Departamento de Educación, a quien la encontré decepcionada mientras contestaba las preguntas que le dirigía Nazario. Durante la reunión, se argumentaron temas de importancia sobre la enseñanza y el apoyo a los estudiantes en Puerto Rico, así como: los bajos servicios de psicólogos clínicos en los distritos escolares, la integración del trabajador social en los magisterios y la asistencia del estudiantado.

De esta experiencia en el Senado, pude concluir que la puntualidad no debe ser implantado solo en el periodista, sino que a aquellos senadores que tienen la costumbre en iniciar un caso 40 o 50 minutos después de la hora establecida.

A continuación le comparto mi noticia:

          Los distritos escolares enfrentan una fuerte escases de servicios al estudiantado por psicólogos clínicos, según se afirmó en la vista pública de la Comisión de Educación y Reforma Universitaria.

          Abel Nazario Quiñones, actual presidente de la Comisión de Educación y Reforma Universitaria, fue el senador encargado de la vista, el cual se propuso como objetivo en crear el Programa Escuela Libre de Drogas y Armas adscrito al Departamento de Educación para fomentar un ambiente seguro y pacífico para en las zonas escolares. Incluso, requirió elaborar un estudio sobre el cumplimiento de las normas reglamentarias y legales aplicables, por parte del departamento.

          “Se le debe proveer un consejero y una enfermera, ya que no tenemos enfermas para ciertas escuelas”, aseveró Julia Keleher, secretaria del Departamento de Educación. No obstante, el juez Nazario detalló que “Solo hay una por distrito”, mientras que Keleher respondió que: “Me parece absurdo porque no es posible atender a las necesidades de los estudiantes con recursos de esa manera no eficiente. También deberían tener un trabajador social”.

          De igual forma, el doctor Félix Avilés Medina, director ejecutivo interino en el Área de Servicios Integrados al Estudiante, Familia y la Comunidad, nombró a las regiones de San Juan, Mayagüez y Arecibo, como los pueblos con menos servicios psicológicos clínicos.

“Ahora solo hay dos por región y se necesitan un total de cinco por cada región”, sostuvo Avilés.

 

[Foto por Srividya Balayogi. Writing. Licenciado CC]

 

Video

[Ejemplo de una vista pública en el Senado de Puerto Rico]