—¿como mi padre que es un hombre de una gran honor termino uniendo su vida  a ti?—esa era la pregunta que había hecho desde que esa mujer había entrado en nuestra vida.—no vales nada Rowenna.

Me había quedado fría con las palabras tan duras y rotundas de la bruja de Rowenna. Dios mío esa mujer no tenía corazón no sentí pena ni tenía sangre en las venas. Solo pensaba en ella y en que su hijo continuará cometiendo fechoría tras fechoría. Pero yo eso no lo permitiría nunca.

—realmente eres más ingenua de lo que pensé.—dijo con una sonrisa burlona en el rostro.—¿realmente crees que tu padre es el gran hombre que dice ser?

—¡ni siquiera te atrevas Rowenna!—le dije de manera amenazante.—yo conozco a mi padre y sé que uno hombre de una gran moral y de una ética intachable.—cada palabra que decía acerca de mi progenitor me llenaba de orgullo. —jamás podrás ensuciar su imagen ¡JAMÁS!

—¿está segura?—me preguntó en tono burlón.—para que lo sepas niña estupida tu padre no es el gran hombre que crees. Alexander Johansson en realidad es….

—¡Rowenna!—una autoritaria y potente voz masculina se escuchó desde el arco de la puerta.—¿que hace en la recámara de mi hija?

El miedo se dibujó en el rostro de la bruja de mi madrastra. El color abandonó sus mejillas y sus pupilas parecían haberse dilatado de un momento a otro. Escuche los pasó de mi padre acercarse a la cama y lo próximo que vi fue como mi padre sujetaba con gran fuerza el brazo izquierdo de la bruja de un solo jalón la lejos de mi.

—he hecho una pregunta y espero una respuesta.—el tono de voz que estaba utilizando mi padre era autoritario pero extrañamente no parecía exaltado y eso daba miedo. Jamás había visto a mi padre enojado y no era mi deseo verlo nunca. Después de todo él era Alexander Johansson el hombre que enriqueció las arcas británicas gracias sus múltiples victorias en batallas.

—he venido a tratar de inculcarle algo de sentido común a tu hija.—dijo sin nervios pero era evidente que estaba más asustada que un ratón.—si tú hija continúa con sus imprudencias será un escándalo que nadie podrá detener.

—la culpa es de tu hijo. Que no es más que un canalla cobarde.—dijo mi padre muy serio.—que esta ha sido capaz de robarte tus joyas el muy canalla

—ya te he dicho que Benjamín no ha robado nada—dijo la bruja.—mi hijo sería incapaz de robarle a su propia madre, esa joyas se la he dado yo.

—¿y entonces porque has dicho en un principio que te las había robado?—preguntó mi padre con la ceja levantada.—¿porque has culpado a Grace del robo de unas joyas que tú misma le has dado a tu hijo? ¿porque se ha marchado a medianoche sin despedirse?

Yo permanecía en silencio mientras mi padre y Rowenna se enfrascaba en una acalorada discusión que solo conseguía ponerme más nerviosa. Mi respiración comienza acelerarse por los nerviosa que me pone ver a mi padre hablar de esa manera tan fría y autoritaria. Nunca lo había visto hablarle de una manera tan grosera a una mujer, no es que me importarse el bienestar de Rowenna ni mucho menos pero mi padre siempre ha sido un hombre cabal, un verdadero caballero.

?papá.?dije con un hilo apenas de voz. Pero mi voz parecía inexistente para mi padre y Rowenna.?papa?volvi a decir.

?sale de la habitación de mi hija?ordenó con severidad mi padre.?y no vuelvas a perturbarla.

?como guste Alexander.?dijo la bruja y soltándose del agarre de mi padre pero antes me dio una mirada de rabia solo que ahora no tenía el mismo brillo de odio que antes.?piensa bien lo que vas hacer Lady Van Ewe.?mencionó mi título haciendo una mueca de desagrado.?piensa bien cómo reaccionar tu marido cuando se entere de la sarta de imprudencia que has cometido correcias con mucha suerte si no pide la anulación de su matrimonio contigo.?me dijo esto último con la clara intención de destilar veneno.

Rowenna se marchó de mi habitación, con una actitud altiva y prepotente tan común en ella. Por alguna razón inexplicable su palabras había provocado una punzada en mi corazón, una horrible punzada que me daba ganas de llorar.

?papá?volví a decir prácticamente en un sollozo, mi padre se volteo para verme y su expresión en lugar de suavizarse permaneció dura e impenetrable.

?¿que pretendía obtener con todo esto Ariabella??me preguntó mi padre.?¿Cómo has podido hacer semejante locura?. Yo no te he educado para que cometieras imprudencias de semejante magnitud.?el reproche era claro y preciso

?papá yo…?intente decir pero el me lo impidió

?guarda silencio Ariabella?me ordenó?quiero que escuche cada palabra que tengo que decirte.

La mirada severa y autoritaria que tenía mi padre me hacía sentir pequeña, no me atrevería a contrariarlo ahora que se veía tan enojado conmigo. Mis esperanzas de que él comprendiese que solo había seguido lo que dictaba mis conciencia y mis ideales. Ideales que él mismo me había inculcado pero me asteni de comentar eso por temor a su represalia.

—Yo te eduque para que fuese una mujer con sensatez, con carácter. ?dijo con seriedad ?Que supiese imponerte y darte a respetar sin miedo. Pero…?guardó silencio y negó con la cabeza.?cómo has podido cometer tantas imprudencias, ¿como has tenido tanta insensatez?

?yo…yo?un nudo se había formado en mi garganta que me impedía hablar.?yo hice lo que…lo que creí correcto?dije con hilo de voz, sentía como las lágrimas picaban en mis ojos con deseo de llorar.

?Pues has hecho mal?insistió con severidad?Has hecho muy mal, le faltado el respecto a tu esposo, a tu casa, a el título que ahora posee?cada palabra me hacía sentir tan pequeña y las ganas de llorar aumentaban.?¡me has faltado el respeto a mi! ¡A mi que soy tu padre!

?papá por favor…?mi voz estaba casi quebrada, y el deseo de llorar aumentaba a cada segundo.?escuchame…

?No quiero escuchar ni una sola palabra tuya Ariabella?dijo tajantemente para hacerme callar.?no quiero más majaderías tuyas.—su voz parecía un rugido pero su expresión permanecía hermética.?le enviaré un cablegrama a Lord Van Ewe para informale que te encuentras en esta casa. Y cuanto tu marido llegue ya veras tu como reparar esta falta tan grave que has cometido. Pero desde ahora te lo advierto si tu esposo te da una tunda ni una pestaña moveré para intervir por ti.

?papa…?trate de volver a hablar parecía un hilo?Yo solo hice lo que me dictó mi conciencia, Benjamin deshonro a Joanna he intentó matarla arrojándola desde lo alto de la escalera. Yo no podía permitir que Benjamin saliera impunemente después de haber cometido semejante infamia.

?Que Benjamin es una canalla y ser deleznables es una verdad sacrosanta?dijo con seriedad.?y comprendo tu justa indignación por esa canalla. Pero no has debido hacer toda esta sarta de imprudencia. Has puesto en peligro tu vida, la vida del hijo que llevas en el vientre.?Cerré los ojos y baje la cabeza sintiéndome avergonzada. Me dolía las palabras de mi padre y su expresión dura hacia mi. Conmigo siempre había sido tierno, cariñoso, comprensivo y tal vez me había complacido y mimado demasiado pero yo lo adoraba, lo admiraba y me dolía ver en su rostro la decepción.?¿quien te dio derecho hacer lo que te complazca??me preguntó con severidad?¿en qué momento dejaste de ser mi ángel??me preguntó y esa pregunta me helo la sangre abrí los ojos y lo contempla atónita.

?¿Que??las lágrimas comenzaron a descender por mis mejillas.?Papa sigo siendo la misma, soy tu hija.?dije con hilo de voz?tu me educaste para defender mis ideales…

?¡Yo no te eduque para que fuese una insensata!?su grito me sobresalto?pero la culpa a sido únicamente mía.?dijo con pesar.?siempre me sentí orgulloso de ti, siempre me alegro que supiese imponente, que no fuese timorata. Me alegraba que fuese hermosa, astuta, alegre, risueña, temperamental e inteligente como pocas, pero…?negó con la cabeza y luego me miró con una mirada fría.?Ariabella tu comportamiento, ha sido inaceptables y me ha decepcionado sobremanera.—ya no pude aguantar más y comencé a llorar como una niña pequeña, como nunca había llorado antes. Pero cada palabra de mi padre me hacía sentir muy desdichada.—Te has comportado como una niña malcriada, imprudente, impulsiva y arrebatada.

—papá por favor.—balbuceó apenas entendible lograba pronunciar entre sollozos.—yo…yo solo hice.—trague el nudo que se comenzaba a forma en mi garganta.—hice lo creí correcto, lo que creí justo. Papá tú me enseñaste a ser justa, a no permitir las arbitrariedades de los demás.—dije.—no puedes decir que está decepcionado…—me costaba mucho decir esa palabras en voz alta. Negué con la cabeza no podía ser cierto.—Padre por favor, trate de entender los motivos a los que me llevaron a tomar esta decisión.

—Decisiones erróneas.—dijo con frialdad.—decisiones que has tomado por puro capricho.

—No.—negué con la cabeza.—no es cierto.

—Ariabella Elizabeth Johansson Mason, guarda silencio.—ordenó de manera autoritaria.—no quiero escuchar el sonido de tu voz. No quiero seguir escuchando las justificaciones que tratas de dar a tus majaderías y caprichos.

—Pero…

—¡BASTA YA!—gritó sobresaltado.—no quiero escucharte, no me interesa tus justificaciones ni argumentos. Lo que hiciste estuvo mal..—frunció los labios y dijo.—y gran parte de la culpa es mía que siempre te permití hacer lo que te placía. No fuiste preparada correctamente para cumplir cabalmente con las obligaciones de una dama.—yo lo contempla atónita sin dar crédito a los mis ojos veían y mis oídos escuchaba. Mi padre pase sus manos por sus blancos cabellos y continuó hablando.—desde que murió tu madre me aislé, te permití hacer lo que te placía, te mime y consentí todo cuanto pedias como una manera de compensarte que hayas perdido a tu madre tan pequeña y de una manera tan…—se calló de golpe y su rostro se volvió cada vez más duro y en su mirada albergaba el dolor.—nunca debí educarte como lo hice.

—padre usted me educó muy bien.—dije entre lágrimas.—usted me educó para no someterme ante nada y nadie. Para pudiera enfrentar las adversidades con entereza.

—y cometí un error.—dijo.—te eduque como se educa a un hijo varón no como se educa a una jovencita que espera convertirse en una dama

Esto no podía ser real, me negaba rotundamente a creer que estaba viviendo semejante situación. No, no y no mi padre no podía estar diciendo esa cosas tan retrógradas e injustas.

—usted no puede estar diciendo eso.—negué con la cabeza.

—los hombres son los que deben elegir esposa, los hombres son los que deben proveer, proteger y salvaguardar la honradez de la familia.

—¿y es que acaso los hombres siente diferente a las mujeres?—pregunta.—es que acaso piensa que no somos iguales. Pues no padre ¡NO!—me limpie las lágrimas con el dorso de la mano.—los hombres son los más mujeres que las mujeres, tanto es que podría las manos en fuego y afirmó que son débiles.—lo mire desafiante.—los hombres son débiles, se dejan llevar por sus pasiones, no tiene control de ellos mismo, la gran mayoría son unos canallas, déspotas, abusivos, libertinos, licenciosos. Que prefieren engañar a su mujer con una ramera. Los hombres se doblegan a la voluntad de las mujer porque son débiles de carácter y voluntad.—solté sin reparo furioso por la actitud tan machista de mi padre, y lo próximo que sentí fue un muy fuerte ardor en la mejilla que me movió el rostro hacia un costado.

Lleve una mano al lugar herido en mi mejilla, y despacio gire el rostro para mirar a mi progenitor atónita. ¡Me había golpeado! ¡Mi padre, me había golpeado! Nunca antes lo había hecho. ¿pero por qué lo había hecho? Solo le había dicho lo que pensaba como siempre, había defendido mis derechos como el me había enseñado, entonces ¿porque me había golpeado?. Mi corazón palpitaba con fuerza y las lágrimas nuevamente descendieron por mi rostro.

?me golpeaste?al decirlo en voz alta me costaba creerlo.?papa?trague en seco?me golpeaste…nunca lo habías hecho.

?si.?dijo muy serio.?nunca hubiese querido levantar la mano para reprenderte pero no me has dejado opción Ariabella. Pero tus imprudencias son una falta de respeto hacia mi persona, hacia nuestro apellido y a ti misma. Nunca debí mimarte como lo hice ni complacerte en todo lo que me pediste.

Su palabras no me hacía sentido seguía estupefacta por la realidad que rodeaba o más bien un pesadilla en la que estuve apunto de perder el bebé que llevaba en vientre y en la que mi padre me había levantado la mano. Esto no podía tratarse de otra cosa que no fuese una pesadilla.

?Voy a escribirle una carta a Lord Van Ewe para informales que está aquí?dijo con seriedad y con el semblante frío.?ahora descansa que el medico te recomendo reposo.?ordeno y se giró sobre sus talones para marcharse de mi habitación.

Observe como mi padre salia y me quede contemplando la puerta por la que mi padre había salido sin quitar la vista de esta. Las lágrimas por las que las secaba con el dorso de mi mano parecían no tener fin pues no se detenía por nada. La puerta nuevamente se abrió y por ella apareció mi nana.

?mi niña?dijo mi nana desde el marco de la puerta?¿que ha sucedido??me pregunto pero yo no respondí ni siquiera solloce solo permití que mis lágrimas descendiera con libertad por mis mejillas?Ariabella?volvió a llamarme pero no me respondi?Ariabella mi niña ¿que sucede?¿porque lloras?¿te sientes mal??mi nana se acercó a mí con un semblante preocupado?mi pequeña ¿que sucede?

?el me golpeo?apenas logro pronunciar?me golpeo…?más lágrimas cayeron por mis ojos.

?¿quien??me pregunto con preocupación

?mi padre.?dije con hilo de voz y mire a mi nana.?mi padre me golpeó nana.

?Dios mio.?mi nana mostró horror al escuchar mis palabras?tu padre nunca te había levantado la mano. ¿ Porque lo hizo?

No pude contestarle, solo comencé a llorar sin detenerme
**** **** ****
El aburrimiento me mataba no tenía nada que hacer. Brigitte estaba bailando y no podía venir a entretenerme, pues se estaba dando un fiesta en el casino y Mademoiselle Levfere estaba más alerta que nunca para que ningún caballero se quedase en las habitaciones del piso superior más de lo debido. Así que no podía bajar a la fiesta y luego subir porque descubrirán que me he estado ocultado aqui los ultimos dias.

?Maldita sea mi suerte.?dije furiosos y volqué la pequeña mesa decorativa que había en la habitación?necesito dinero, mucho dinero.

Lo había estado pensando y estaba decidido, le ordenaría a Gwendoline darme el dinero que mi querida hermana la condesa Ariabella le había pagado por saber dónde estaba Joanna escondida. Sí eso haría aunque para eso tuviera que quitárselo a Gwendoline por la fuerza, pero necesitaba irme lejos por un tiempo a lo que las aguas se tranquilizaba no me convenía quedarme aquí por mucho tiempo. No creía que Paul fuese capaz de traicionarme pero el era tan ambicioso como yo y si le ofrecía dinero el muy cretino sería capaz de venderme por una fuerte candida.

Tome una hoja de papel, tinta y una pluma y comencé a escribir la nota para Gwendoline.

Gwendoline:

Necesitamos vernos. Te espero en dos dias en el parque Jubilee Gardnes con el dinero que te ha dado mi querida hermanita Ariabella a las tres de la tarde.  Necesito ese dinero Gwendoline, lo necesito para que empecemos una nueva vida juntos lejos de aqui.

?Benjamin Clinton

Doble y selle la carta, en cuanto Brigitte subiera le pediría que la enviase mañana a primera hora.   Ya no podia quedarme mas tiempo aqui, con la expectativa pendiente de si me descubren aqui o no.  Y no me rebajaria que me echase como a un borracho de una taberna.  Me quedaria aqui dos dias mas, bien escondido y en cuanto tuviese el dinero necesario tomaría un barco hacia Francia. La puerta de la habitacion se abrio y por ella entro Brigitte vestida con un su típico atuendo de bailarina de “Can Can burlesque” su cabello rojizo semi recogido pero algo alborotado seguramente por el baile, los labios pintados de color carmín, una sonrisa coqueta en el rostro y una copa de champaña en la mano.

?esta buena la fiesta?argumente viendo el afecto de Brigitte

?extraordinaria querido?dijo y tomó un sorbo de su copa.?y por esa razón necesito que salgas de la habitación por unos minutos

?¿tendras compañía esta noche Brigitte??pregunte con la ceja levantada.

?exactamente queridito un caballero ha solicitado mi compañía esta noche y por eso necesito la habitación?me sonrió.

?¿y donde se supone que me voy a meter??le pregunté con el ceño fruncido.?¿en la despensa?, ¿en el cuatro de los criados? o ¿bajo la cama?

?problema tuyo querido, pero rápido?chasquea los dedos en señal de apuro.?que necesito mi alcoba.

Definitivamente este era el colmo del descaro y la desfachatez, me corria de su habitación la bailarina predilecta de un burlesque. Me corria una ramera, una pérdida que no era nadie me hecha de su alcoba como si yo fuese un perro sarnoso. Y todo por culpa de la infeliz de Ariabella. Maldita sea la hora que había vuelto esa desgraciada, maldita sea.
**** **** ****
Mi padre no me había dirigido la mirada y vuelto a hablar desde que me había dado aquella dolorosa bofetada.  Y mi orgullo no me permitía ir a donde él y disculparme por mi conducta, me había dolió su indiferencia pero no daría mi brazo a torcer.  Por mas que mi nana y Genevieve dijese que era una necia, una testaruda y que con los padres uno no debe ser orgulloso todavía me costaba mucho aceptar que mi padre me hubiese golpeado. Y más que lo hubiese hecho por defender los ideales y valores que él mismo me había inculcado, era una contradicción de su parte y no me daba la gana de ser yo la que cediera.  No había vuelto a ver a la bruja de Rowenna y era mejor así, y tampoco había vuelto a tocar el tema de Joanna por ahora.  Porque no pensaba dejar ese asunto a la intemperie eso nunca.

Además de que estaba muerta del aburrimiento, no había hecho otra cosa más que dormir esta tarde, tejer una cobijitas para mi hijo con ayuda de mi nana que se le había pasado cosiendo unos pañales junto con chambritas.  Había guardado reposo y ya me sentía tan fuerte como de costumbre, si me atacaban las nausea pero solo era por al despertar, tan rápido como venía rápidamente se iban.

?ya me quiero para de esta cama?hice un puchero rogando que esto convenciera a mi nana.

?nada de eso jovencita?dijo con una negativa profunda?el médico te ha recomendado reposo absoluto y eso lo que harás.

?pero lo he hecho.?argumenta?además estoy tan sana como una roble

?He dicho que ¡NO!?dijo con una señal de fastidio?no sea imprudente niña, quédese en cama unos días más y si el médico lo autoriza damos una vuelta por el jardín

?que remedio.?dije a regañadiente dándome cuenta que sería una discusion inutil, ademas de que por nada del mundo quería perder a mi hijo. Al pensar en mi hijo Christopher vino también a mis pensamientos y un enorme nudo se formó en mi garganta?nana?la llame a dura penas.

No había querido pensar en el asunto pero podía continuar posponiéndolo. Seguramente mi padre ya habrá mandado el cablegrama y aunque Christopher todavía no haya vuelto de su expedición de caza estaría pronto a volver.

?¿sí niña??me miró con el ceño fruncido.

?¿mi padre ya habrá mandado el cablegrama a mi esposo??pregunte sintiéndome inquieta por ese asunto.

?probablemente sí niña.?dijo y la preocupación brillo en sus ojos.

Y mi nana no era la única que estaba preocupada por la reacción de Christopher. Yo también lo estaba, pues mi padre no había reaccionado precisamente de la mejor manera y no quería ni imaginarme como se pondría Christopher cuando supiese que abandone nuestra casa estando embarazada y dejando todas mis obligaciones de condesa de lado para venir a ayudar a una amiga en desgracia.  Posiblemente piense que he perdido el juicio. Pero de una cosa estaba segura a mi padre no podía reclamarle que me hubiese dado una bofetada justamente pero jamas permitiria que Christopher lo hiciese.

?pues cuando venga ya vere que hago.?dije y mire a mi nana seria.?pero una cosa si te digo nana, a mi padre le permití que me levantase la mano pero a mi marido ¡no!?dije de manera tajante.

?Por el amor al cielo niña.?dijo mi nana en un tono suplicante.?no se meta en más problemas, si su marido cuando venga por usted está furioso trate de apaciguar con el, mas que nada por la criatura .

?si, si.?dije?estoy deacuerdo en eso, pero lo que no permitiré es otra bofetada justamente y mucho menos de mi propio esposo.

?¡Hay Dios mio esta niña!?dijo mi nana y negó con la cabeza.?eres demasiado soberbia, obstinada, orgullosa y testaruda mi niña. Y eso no es bueno.