{Imagen: “viajar” por: De Vacaciones Inc./Lic CC}

Las circunstancias de la vida nos crean la necesidad de explorar nuevos horizontes y nuevas vivencias.

Les contaré brevemente una historia de un hombre que perdió su esposa a causa de una terrible enfermedad.

Josué y Laura llevaban un año de casados, eran muy felices y tenían una calidad de vida estable por sus profesiones. Estaban en busca de alguien que les llenara la vida de alegría y felicidad. Habían pasado casi ocho meses desde que comenzó esa búsqueda en la cual no habían tenido éxito. Por tal razón, decidieron ir a un doctor para intentar recurrir a la ciencia. En ese proceso, todos sus planes cambiaron. Llegó algo a sus vidas, que empañó toda su felicidad y los sueños que por años habían contruído juntos. Laura tenía cancer en su matriz y el doctor le aseguró meses de vida. En este caso, la ciencia tuvo razón  y a los tres meses Josúe lloraba la partida del eterno amor de su vida. A partir de ese momento comenzó su viaje sin rumbo.

Decidió irse lejos, a intentar olvidar y sanar la gran herida y el vacío que dejó la partida del amor de su vida. Fue ahí cuando comenzó a conocer su mundo interior y todo aquello que poseía que aún no había descubierto.

El trago más amargo de su vida, le enseñó a viajar sin rumbo, a viajar en busca de sanar su corazón… 

Esa terrible experiencia en su vida, le dio la certeza de que a veces es necesario viajar sin rumbo por la vida.

Por eso… cuando sientas que necesitas encontrarte contigo mismo, hazlo… Atrévete a ir sin rumbo por la vida en busca de tu felicidad y la de los que te rodean.