La Joconde, Monna Lisa // Musée du Louvre

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Los que vivimos lejos del Louvre llevamos años admirando la Mona Lisa desde los libros de historia y las millones de réplicas alrededor del mundo. Nos hablan de lo magnífica e intima que es y su sonrisa enigmática. Algo monumental. Leonardo da Vinci creó una obra duradera. Tuve la oportunidad de visitarla, pero al ser una obra tan importante y tan visitada no la disfruté como imaginaba.

Llegué al Louvre y ni me lo creía, el verano de 2012. No tenía mucho tiempo para recorrer el museo como se debe. Bueno, realmente necesitaría una semana para visitarlo como corresponde. Teniendo el tiempo en mente abrí el panfleto que me brindaron y elegí las obras que quería visitar como La Venus de Milo, La Victoria de Samotracia, El Código de Hammurabi, La Gioconda. Fui casi corriendo a ver mis obras predilectas. Llegué a este salón enorme, me advirtieron sobre los carteristas (son magos a la hora de robar) pero no la veía. Multitudes y multitudes, no se podía llegar frente a ella. No imaginaba que fuera tan pequeña, traté de pararme en puntas y alcé los brazos para tomar una foto. Y eso es todo. Puedo decir que la vi y al mismo tiempo no. La emoción, el estrés de que me robaran las pertenencias y el baño de multitudes dañaron la burbuja en la que andaba metida.

Esto no quiere decir que no volveré a encontrarme con ella. Algún día la tendré de frente y le diré: “Al fin a solas”.

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