Photo by Dabbas on Unsplash

La Mona lisa o también conocida como La Gioconda del Louvrees es una de las pinturas más famosas del mundo. Su pintor, el renacentista italiano Leonardo da Vinci dejo una huella imborrable en el mundo. Esta obra ha sido innumerables veces escondida, mayormente en las épocas de guerras con el temor de que esta sea robada. Sin embargo hay una historia destacada de su robo de hace más de un siglo; en agosto del 1911.

Se trata de un pintor aficionado y trabajador italiano llamado Vincenzo Peruggia quien robó la pintura del poco custodiado Museo de Louvre, en Francia. Este evento motivado por Peruggia quien creía de manera errónea que Napoleón había robado la pintura durante su campaña en Italia. Esta era una suposición bastante coherente, ya que a través de la unidad de robo de arte , Napoleón obtuvo decenas de miles de obras durante la campaña de Italia. En lo que estaba equivocado este hombre era que la pintura de Leonardo no estaba entre ellas, ya que el viejo artista la había sacado del país cuando fue a pasar sus últimos años bajo la protección del rey de Francia, Francisco I, quien compró legalmente varias de sus piezas después de la muerte de su pintor. En otras palabras, su propósito principal era repatriar la pintura. La oportunidad perfecta se le dio cuando la empresa para la que trabajaba como carpintero y vidriero lo contrató para construir contenedores protectores para algunas de las obras más famosas del Louvre, probablemente para evitar los ataques luego de que un anarquista navajeara una pintura de Ingres en protesta.

Photo by Sasan Hezarkhani on Unsplash

El 2 de agosto del 1911 se ocultó dentro de un armario en el Louvre y esperó a que los guardias nocturnos terminaran de hacer sus rondas. Durante la madrugada, salió, descolgó a la Mona Lisa de su muro en el Salón Carré del Louvre y se escondió en una escalera de servicio. Allí desmontó la pintura del marco, la envolvió con una hoja blanca y bajó las escaleras.

Sin embargo cuándo giro la cerradura de la puerta para huir descubrió que estaba cerrada. Estaba preparado para un imprevisto como este y llevaba herramientas consigo. Desatornilló la cerradura y lo guardó en su bolsillo, pero no logró abrir la puerta. Estaba atrapado dentro del museo con la pintura más famosa del mundo bajo el brazo. Luego de eso, escuchó unos pasos que se aproximaban. Un plomero subía las escaleras para hacer sus rondas matutinas. El plomero pensó que Peruggia era un empleado del museo que se había quedado encerrado accidentalmente durante la noche, cosa que sucedía a menudo. Abrió la puerta y dejó salir a Peruggia, sin notar el paquete que este llevaba consigo.

Finalmente la Mona Lisa apareció, dos años después, en Italia, cuando el ladrón intentaba venderla al director de la Galeria de los Uffizi, en Florencia; y fue devuelta a la capital francesa.