Con sus acogedores balcones colgantes, puertas y ventanales abiertos al mar, al saludo cordial de sus miles de visitantes y la belleza de sus antiguas y preciadas joyas arquitectónicas, el Viejo San Juan, en Puerto Rico, imparte una magia que seduce y lo convierte en inolvidable. Magia y belleza comparte el calor humano de sus moradores. La risa alegre, la hospitalidad, la música y el baile distinguen a los boricuas. Y nadie aquí se cuente en tierra extraña, una excelente credencial para cualquier huésped, y no solo al que visita a la vieja ciudad amurallada. San Juan ofrece al recién llegado el privilegio de un buen trasfondo histórico y cultural ya no pocos compositores, cantantes y artistas plásticos se han inspirado en esta atractiva ciudad caribeña. Caminar por esta preciosa ciudad de bellos contrastes arquitectónicos, merced a la herencia de la colonización española conspicua por doquier, es como revivir en un instante siglos de historia. Es una gran privilegio caminar por las calles del viejo y apreciar sus alrededores los cuales están llenos de historia.