Columna de Opinión

Estando en pleno siglo 21 parecería
increíble como aún se continúa la fuerte discusión sobre el tema del aborto. El
senado de Puerto Rico se mostró en contra de mantener los derechos ya
establecidos para que las mujeres pudieran llevar a cabo el proceso de abortar
de manera segura y es entonces cuando se queda la punzante pregunta en mi
mente, en realidad, ¿la mujer tiene algún poder sobre su cuerpo?

Con los avances sociales que se han
estado notando y las luchas constantes de las féminas para que se hagan valer
sus derechos se podría pensar que se camina en la dirección correcta para
finalmente ser una sociedad equitativa en derechos, pero no es hasta que se
observa con una lupa cada detalle que compone esta llamada “equidad” que nos
damos cuenta de como se continúan violentando los derechos para las mujeres y
peor aún, se continúan restando.

Es imposible no preguntarse qué
motivó a ese Senado compuesto de 23 hombres y tan solo 7 mujeres a no tan solo
votar a favor de enmiendas a una ley ya establecida, sino que a querer pasar
por encima del veto puesto por el Gobernador en contra de estas nuevas
“reglas”.  Sinceramente no me pasa nada
por la cabeza mas que el pensar que es esto algo absurdo.

¿Por qué tanta insistencia en que
la mujer siga un patrón de vida?, ¿en que tome las mismas decisiones?, ¿en que
sea como las demás? Actúan como si saliéramos todas de un molde que no se puede
modificar o simplemente romper, pero eso está muy lejos de la realidad.

La realidad es que se promueve la
adopción cuando que en el último año solo se adoptaron 165 menores en la isla y
quedaron unos 3,300 bajo el sistema de Gobierno. Los números de menores bajo el
estado serían mucho menos si se le permitiera a la mujer realmente tener un
derecho sobre su cuerpo y esa decisión incluye el querer abortar para que un
niño no pase por necesidades o simplemente, que no crezca sin el calor de una
familia.

Existen tantas cosas a las cuales se les podría dedicar la atención que ahora utilizan para restarle paz y voz a las mujeres de nuestro país, pero esto solo cambiará el día que decidamos unirnos para defender los derechos de todos. Los derechos de ellos. Los derechos de ellas. Los de quienes se consideran ellos y los que se consideran ellas. Al igual que los derechos de los que no se definen con una palabra creada para enmarcarnos. Lo importante es pensar si realmente estas luchando por tener poder sobre tu cuerpo.