Al igual que nuestros padres, desde pequeños aprendimos a escribir, hablar, escribir y en nuestro caso, teclear. Así es, una destreza indispensable desde la invención de la familia de protocolos TCP/IP en tanto para nuestro desempeño profesional como social. El internet para muchos de nosotros ha jugado un papel importante en nuestras vidas diarias y en especial, nuestra educación.

Desde los proyectos a las tareas en la primaria y preparatoria, las probabilidades de que un profesor nos haya, de manera evolucional, obligado a utilizar el Internet es algo casi seguro. Siempre estamos buscando información y recopilando datos e incluso mucho después de graduarse de la preparatoria. Por supuesto, hay beneficios de escribir a mano como lo hacían nuestros padres y ancestros. Sirve para crear conexiones de cerebro fuertes y estables donde la información se retiene. Escribir a máquina induce un estado menos activo en el cerebro en contraste con un papel y lápiz.

La aproximación que el siglo 21 plantea sobre utilizar el internet como método de enseñanza es válida, pero ¿Hay peligros clandestinos que existen? En cierto modo, los hay pero a la vez merece destacar que los beneficios se notan en mayor medida que los aspectos negativos. Para poner un ejemplo, digamos que alguien necesita cierta información y lo necesita rápido. ¿Ir a una biblioteca es la solución? Para algunos, la respuesta puede ser que sí pero apuesto que para los jóvenes de este siglo ojear una pagina en Google sirve igual. En el salón de clase, el internet puede dar lugar a un ambiente dinámico y educativo. En mi modo de ver, el impacto del internet en la educación es mayormente positivo y facilita muchos procesos en el aprendizaje. Por supuesto habrán altibajos, pues no siempre es buena idea utilizar el internet. Un libro de vez en cuando no es para nada malo. No queremos avanzar tan rápido que olvidamos de dónde venimos.

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https://www.internetsociety.org/resources/doc/2017/internet-access-and-education/