El huracán María fue uno de los primeros fenómenos que he experimentado, y no ha sido un buen comienzo. Nací en el 1998 en medio de un huracán categoría 3, George, que fue muy destructivo y bastante intenso. En comparación con María, George, no hizo ni la mitad de daños que hizo María. Como todo un adolescente, tengo mi part-time en una empresa minorista estadounidense de mejoramiento del hogar, y materiales de construcción, The Home Depot. Esta obtuvo mayor ganancia tras el paso del huracán. Esa primera semana, me llamaron para que me presentara al trabajo urgente, pues necesitaban cajeras. No me negué a cubrir el turno. Al llegar a la tienda, desde la entrada todo era un caos, había mucho bullicio, gritos, se veía a las personas desesperadas. Habían filas inmensas e interminables. Nunca había visto la tienda abarrotada de personas con carros llenos de madera, soga, baterías, abanicos, generadores, en fin, todo material que se necesitaba para pasar un huracán categoría 5.

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[The Home Depot/ Plaza del Sol by Francisco Rampolla]

La preocupación de las personas me espantaba y me ponía muy nerviosa, a cada cliente que le cobraba sus materiales para los preparativos ante el huracán compartían la preocupación de la magnitud de este fenómeno. Muchas de estas tuvieron que utilizar sus ahorros para poder comprar los materiales.

Pero llegó el momento en que se acabó la mercancía que más se estaba vendiendo esa semana y las anteriores (paneles de madera, madera, soga, panel de zinc, baterías, generadores, agua) todo este suplemento se había agotado y la gente se quejaba.

En mi experiencia antes del huracán María, como familia, nos preparamos bastante bien, teníamos buenos suministros, etc. Esa noche del paso fue la peor de todas, no pude dormir por las ráfagas de los viento, el ruido de los postes cayéndose, todo se escuchaba tenebroso, tuve mucho miedo. Mi casa se inundó, debido a los fuertes vientos y lluvia. Fue la peor experiencia que pude haber experimentado, y fue la peor devastación para Puerto Rico. Las personas por las redes alertaban de la magnitud de este fenómeno.

Como a todos los puertorriqueños, el huracán María, nos afectó enormemente. Tuvimos que hacer fila para TODO, para hielo, agua, comida, etc. En esos momentos, donde dialogabas con otras personas y te contaban cómo habían pasado el huracán y cómo los había afectado, te dabas cuenta que no perdiste nada, en cambio, hubo personas que perdieron su hogar, eso es lo más triste de todo. Y actualmente, todavía hay varias personas sin un techo seguro, y da rabia el saber que el gobierno no pone su atención a estas familias que perdieron todo y quizás ni han podido recuperar mitad de lo que tenía.