El Huracán María no fue algo que quisiera volver a repetir, a pesar de que no lo pasé tan mal. Lo pasé en mi casa con mi familia y mis abuelos. Vimos como las casas de nuestros vecinos se hacían pedazos y como la nuestra se llenaba de agua pero aguantaba todo lo que podía. Al culminar el huracán nos dirigimos a las afueras de mi hogar para ver como se encontraba todo y como se encontraban nuestros vecinos. Cuando intentamos salir para ir a ver a nuestros seres quueridos nos topamos con que no había paso, así que toda la comunidad se unió y comenzó a ayudar para así lograr abrir el paso.

 

Al salir a las afueras de mi hogar y de mi urbanización, el corazón se me hizo pedazos, ya que jamás pensé ver a mi isla tan destrozada, a los árboles sin una hoja como si hubiesen sido quemados y mucho menos imaginé ver a tantas familias muertas en llanto porque lo habian perdido todo. Sin duda alguna María fue un completo desastre pero a pesar de todo logró lo que no se lograba desde hace mucho, la unión, la unión como pueblo, la unión familiar, la unión de un solo país que luchó por salir adelante y por reinventarse.

maria

(Foto por Stephanie N. De Jesus)

 

Lo que aprendí de esta experiencia fue que juntos podemos lograr grandes cosas y que debemos ser personas empáticas, sensibles y comprensivas porque no sabemos por lo que pueda estar pasando la persona que se encuentra a nuestro lado.