20 de septiembre de 2018

Quizá para otras personas de diferentes partes del mundo esta fecha sea una normal y corriente. Un día cotidiano en la vida de ellos pero para las personas que viven en Puerto Rico esto no fue así. El 20 de septiembre de 2018 paso por el país un fenómeno atmosféricos, un huracán, de categoría 5 dejando al país devastado. Lo que paso ese día fue algo inolvidable que siempre recordaremos y vivirá en nuestras mentes. Tantas familias fueron afectadas y tantas personas murieron a causa de este fenómeno que  cada uno de nosotros nos  debió haber tocado el corazón ver como los demás sufrían y como el país era destruido por completo dejando a muchas personas en la calle. Toda la agricultura destruida, sin luz, sin gasolina, sin agua, personas sin trabajo, ni dinero, no tenían comida, literalmente fue como empezar de cero.

Mi experiencia en el huracán no fue mala gracias a Dios. Nadie de mi familia salio herido, todos estábamos bien, nadie perdió su casa, las personas cercanas a mi también estaban bien. Durante el huracán estuve durmiendo pero mientras se puso fuerte y empezaba a escuchar ruidos de las cosas volando, del viento me levante y estuve despierta con mi familia viendo por la ventada como todo pasaba. Era como si el viento hablara, nunca había vivido algo parecido claramente pero al mismo tiempo fue tan impresionante imaginar lo que hace la naturaleza y que algo como eso todo lo que pudo destruir. Al acabar el huracán salimos a la calle y vimos como todo había quedado, también fuimos en carro por Levittown, es donde vivo, a ver como todo había quedado. Era sorprendente y a la misma vez triste ver como eran las condiciones del pueblo en donde vives. Al pasar los días mis padres tuvieron que ir a trabajar al igual que mi hermano mayor y yo me quedaba en mi casa con la abuela de mi hermano, ella fue mi compañia durante todo el transcurso del los meses sin luz. Nosotras cocinábamos todos los días, limpiábamos o buscábamos como entretenernos y pasar el día. Siempre al llegar la noche nos quedábamos en el balcón en unas sillas hasta la madrugada hablando sobre todo, contándonos historias, haciendo adivinanzas, hablando sobre la vida de cada una y riéndonos. Habían veces que nos quedábamos dormidas en las sillas, ya que ahí hacia fresco y adentro no. Sin embargo, la luz en mi casa llego a la segunda semana y media de haber pasado el huracán gracias a Dios, obviamente se iba de vez en cuando y habían apagones pero siempre regresaba. Como había dicho mis padres trabajaban y se iban en la madrugada a trabajar, en ese tiempo tuve una experiencia un poco traumante para mi, ya que mientras dormía un hombre había entrado al patio de mi casa y estaba mirándome por la ventana ya habían varias veces que escuchaba pasos en el patio de mi casa y me asustaba pero esta vez lo vi y pegue un grito, me baje de la cama al piso y me mantuve sentada en una esquina hasta que amaneciera.  Luego me fui al cuarto de mi madre con mi perrita y me acosté en su cama. Al final, mi experiencia del huracán durante y después no fue nada comparado con las de otras personas considero que todo me fue bien a mi y a mi familia, nos preparamos bien, y supimos como manejar el dinero y las situaciones. Tratamos de ayudar a las personas mas afectadas lo mas que pudimos y de ayudar a nuestra familia lo mas que pudimos también.

Lo que aprendí de esta experiencia fue a valorar mas las cosas que tenemos y que la tierra nos ofrece. Ahora mismo estamos tan acostumbrados a tener luz, agua, comida, gasolina en nuestra vida cotidiana que no le damos el valor que tiene porque nos creemos que es algo tan básico que quizá no pensamos que pasara si en algún momento no esta y eso lo experimentamos con el huracán y todo fue una crisis. También nos quedamos sin alimentos, ya que mientras paso el huracán no se podían traer alimentos también considerando que la mayoría de los alimento que consumimos son importados y mas que la agricultura estaba dañada no teníamos alimentos. Tenemos que empezar a cuidar las cosas que tenemos y a disfrutarlas en el  momento porque no sabemos cuando ya no puedan estar.