El huracán María nos afectó a todo de muchas maneras diferentes. A mí me afecto de la siguiente manera. Mi familia y yo pasamos el huracán en casa de mi abuela, en Carolina. Una semana después del huracán fuimos para nuestra casa y tuvimos que caminar sobre calles inundadas, llenas de sucio y ratas nadando. Cuando llegamos a nuestra casa vimos que los vientos se llevaron los techos de las dos terrazas, más que se metió agua dentro de la sala.

 

 

 

 

En realidad que este huracán me enseñó lo que es vivir sin tecnología otra vez. Me enseñó a salir de la casa para correr bicicleta, jugar con mis vecinos y hablar con la familia. Me sentí como un niño otra vez. Se veían las estrellas en la noche y era hermoso. Esto me trajo al pasado, pero no quiero que vuelva a pasar.