(Taking notes at coffee time por: Lauren Manke, licencia cc)

A diario me encuentro conectada a este sistema. Ya es hasta automático pues me levanto y lo primero que agarro es el teléfono para ver mis notificaciones. Pienso que más allá de ser parte de nuestra vida se ha convertido en la otra cara de nuestra vida.

Hacen días, en una conversación con un amigo, éste me contaba de lo realmente extraño que fue su día sin teléfono. Según él se vio forzado a mirar a la gente a su alrededor y descubrió lo extraño que es pues cada cual vive enajenado en su propia burbuja. Lo triste es que es cierto. Aunque conectamos con personas lejanas gracias a la tecnología perdimos de perspectiva a las que estan junto a nosotros. Valoramos más lo que hay tras una pantalla y una conexión wifi que lo que sucede a nuestro alrededor. No conocemos a las personas que nos rodean, conocemos lo que ellas consideran que podemos conocer, lo que hacen público mediante las redes sociales. No conocemos a nadie realmente, solo tenemos una imagen distorsionada de quienes pueden ser pues remplazamos el contacto físico por la apariencia de la web.

Dejando de lado mi desacuerdo por la excesiva dependencia de ella, realmente nos ha hecho avanzar. Desde facilitar el acceso a la información hasta las miles posibilidades de educación. Poder hacer matrícula desde la comodidad de mi cama en vez de tener que ir a hacer fila en una oficina es un lujo que la web nos regala. Abrir el celular y retratar un escrito en inglés para que automáticamente aparezca su traducción es algo que mis abuelos seguramente nunca imaginaron. Poder buscar cualquier cosa y que aparezca su definición y análisis al respecto sin necesitar ir a una biblioteca es un gran beneficio. Es cierto que el exceso de información también desinforma pero es cuestión de ser juiciosos y analizar todo.

No puedo pasar por alto mucho que la web permite acelerar el proceso de comunicación. Esto es lo más importante para mi pues por estudios me he visto limitada a mantener mi relación sentimental a base de mensajes y llamadas que usualmente son a través de la web. Si no fuese por WhatsApp ni siquiera nos hubiésemos conocido tanto y no hubiésemos llegado hasta aquí. Eso sería muy lamentable. Lo mismo con mi familia pues mientras estudio me quedo en San Juan, lejos de casa, y mi único contacto con mis abuelos, mis hermanos y mami son las videollamadas que hacemos en las noches y las fotos del día a día que compartimos vía Snapchat. Al menos así los siento más cerca y sin eso sería mucho más fuerte el separarme de ellos.