María

El protocolo de María en mi caso no fue muy diferente al de Irma. No podía creer que pocos días antes habíamos estado recogiendo la oficina de igual manera, comprando suministros para sobrevivir durante el fenómeno. Estaba nerviosa pero no como lo estuve para Irma, error, subestimé la situación. Como a eso de las 11:00pm ya la luz se había ido y se comenzaban a sentir los fuertes vientos en el área de juncos. El ruido que hacia el viento era tan estremecedor que sentí miedo, abandoné mi cuarto y me fui con mi madre al de ella, algo que no hacia hace años, mientras mi abuela dormía en su cuarto. A las 3:00am mi abuela sale de su cuarto y se percata que la casa se estaba inundando, nuestras cosas ya estaban flotando, sentí escalofríos y tenía el estómago revuelto ya que temía lo peor, en ese momento perdí total comunicación. La alcantarilla se había llenado de basura de mis vecinos y había tormenteras tapando el paso del agua a la misma. Nos refugiamos en la guagua de mi mamá ya que estar dentro de la casa no era una opción. Al cabo de media hora el viento saco la puerta de garaje de sitio chocando el cristal trasero del auto rompiéndolo. El agua que estaba dentro de mi casa comenzó a bajar de modo que nos refugiamos nuevamente en el cuarto de mi madre, aunque seguía inundada la casa. Esperamos a que pasara todo e inmediatamente comenzamos a sacar agua, estuvimos tres días sacando agua, hasta día de hoy mi casa todavía huele a tierra, perdimos algunas cosas, pero nada que no pueda ser reemplazado. Sin duda este huracán ha sido para mí una de las experiencias más horribles que he vivido y estoy segura que para otras personas también. Le falta mucho camino por recorrer a este país, pero frustra de la manera en la que estamos viviendo, el proceso lento de recuperación, las filas largas que todavía siguen, la falta de herramientas que no nos permite seguir con nuestros estudios o trabajos. Poco a poco Puerto Rico se levanta.

[Foto: Puerto Rico National Guard por The National Guard. Licencia CC.]