Te despierta la alarma en la mañana y alcanzas tu celular para apagarla. De vez entras a la aplicación de tu correo electrónico, al periódico El Nuevo Día, verificas tus mensajes de WhatsApp, y por supuesto, no pueden faltar las redes sociales. Entonces luego de eso es que pones pies en suelo y pasas a hacer todo lo que corresponde hacerse durante una mañana: lavarse la cara, los dientes, desayunar, vestirse… Lo que pasa es que en el mundo en que vivimos actualmente, lo que corresponde hacerse en la mañana también ha cambiado y es que el uso de la web se ha convertido en algo que no es solo normal, sino necesario. Desde niños de tres años hasta abuelitos; todos vivimos en un mundo que necesita la web y ya es algo como para añadirlo a la Teoría de la evolución de Charles Darwin.

Personalmente, la web me acompaña durante todo el día. Al igual que me despierta en las mañanas, me acuesta en las noches, y es porque en ella realizo la mayoría de las actividades que debo hacer. En otras palabras, la web me resuelve.

Nuestro mundo sin la web, ya no sería nuestro mundo, porque el nuestro lo hemos esculpido a que gire alrededor de la web. Ya se nos ha olvidado resolver sin ella. Y eso está bien, no quiere decir que sea un error; solo que las cosas han cambiado y con los cambios vienen retos nuevos, el reto mayor siendo el que nos quedemos sin servicio de internet. La tragedia nefasta sería que se destruya la web, pero eso no ocurriría fácilmente. Bueno, la web no se va a destruir, punto. Pero sí nos puede fallar.

Cuando vives en un mundo hecho para la web y esta te falla, no sabes como ponerte al día con las noticias, hacer llamadas FaceTime, leer emails y hasta pedir tu Uber. Sin la web nos desubicamos en tiempo y espacio, como decimos aquí, y no somos capaces de cumplir con nuestras responsabilidades porque como dije antes, nuestro mundo tiene como centro la web.

La semana pasada me quedé sin luz, por ende sin conexión de internet, y lo que sentía era confusión y desorientación (los psicólogos deberían estudiar esto) porque no podía organizarme con mi rutina matutina/diaria/nocturna. Además, no podía completar mis tareas de la universidad, recibir y contestar mensajes del trabajo, mucho menos distraerme con redes sociales y el adorado Netflix.

La realidad es que quizás tú no tienes acceso a la web, pero el mundo dependiente a la web sigue…y tus responsabilidades con la web también siguen… Y si tu no puedes accederla y resolver, podrías llegar a volverte algo así como dicen, loco.