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[Foto por Juan Pablo Lauriente, licencia CC. Algunos derechos reservados]

Carlos Pellicer, escritor, poeta, museólogo y un político mexicano.

Recinto y otras imágenes…

    Es un testimonio de un amor vivido con la mayor intensidad. Veinte poemas que fueron escritos diez años antes de ser publicados, se destacan con otras imágenes que van desde las formas del romance hasta el soneto, todas ellas frutos de la deslumbrante madurez del poeta.

Que se cierra esa puerta

que no me deja estar a solas con tus

besos.

Que se cierre esa puerta

por donde campos, sol y rosas quieren

vernos.

Esa por donde

la cal azul de los pilares entra

a mirar como niños maliciosos

la timidez de nuestras dos caricias

que no se dan porque la puerta, abierta…

Por razones serenas

pasamos largo tiempo a puerta abierta.

Y arriesgado es besarse

y oprimirse las manos, ni siquiera

mirarse demasiado, ni siquiera

callar en buen lid…

Pero en la noche

la puerta se echa encima de sí misma

y se cierra tan ciega y claramente

que nos sentimos ya, tú y yo, en campo

abierto,

escogiendo caricias como joyas

ocultas en las noches de jardines

puestos en las rodillas de los montes,

pero solos tú y yo.

La mórbida penumbra

enlaza nuestros cuerpos y saquea

mi inédita ternura,

la fuerza de mis brazos que te agobian

tan dulcemente, el gran beso insaciable

que se bebe a sí mismo

y en su espacio redime

lo pequeño de ilímites distancias…

Dichosa puerta que nos acompañas

cerrada, en nuestra dicha. Tu obstrucción

es la liberación de estas dos cárceles;

la escapatoria de las dos pisadas

idénticas que saltan a la nube

de la que se regresa en la mañana.