El ser humano nunca está satisfecho con uno mismo. Siempre está en busca de la felicidad y lo hace de cualquier manera que se le haga más fácil hasta que se da cuenta que en esta vida no todo cae del cielo como la lluvia, ya que uno tiene que fortalecer esos sentimientos que nos guían para conseguir lo que deseamos. La necesidad es la madre de la motivación y si queremos ver un cambio, lo tenemos que trabajar hasta conseguirlo porque lo que cambia son las cosas, no nosotros. Las personas pueden mejorar, pero no cambiar, ya que uno no obliga los sentimientos a fingir ser otra persona muy distinta a lo que somos en realidad. Todo tiene un lenguaje y hay que saber leerlo bien para definir su mensaje.