Bueno, pues ya les he contado sobre mis experiencias en Londres y Paris.  Hoy le toca a ROMA

En Paris, tomamos el Thello Night Train el cual nos permitiría estar en 10 horas en Milán.  Les voy a explicar cómo fue el proceso.

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Una vez estas en la estación del tren y tienes tu boleto, esperas a que te notifiquen que puedes ir al vagón donde está tu cabina. Como era de esperarse, nos tocó en el último.  Prácticamente, corrimos por la estación del tren, ya que hay que subir las maletas de todos los que están en el mismo vagón.  Se imaginaran el desorden que había.

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Ya una vez dentro,  te acomodas en tu cabina, cada una tiene 6 literas, 3 a mano izquierda y 3 a mano derecha.  Mis roomates y yo teníamos una maleta y un “handbag” cada una.  Lo único que se escuchaba eran risas tratando de acomodar todos los motetes y ni tan siquiera podíamos con la escalera para subir a las literas.

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Una de las anécdotas que les puedo contar es que, como todo puertorriqueño tenemos la costumbre de hablar con un tono bastante alto.  Eran alrededor de las 2:30 am y estábamos preparándonos para acostarnos, pero tuvimos que ir al extremo del vagón que era donde estaban los baños.  Mis roomates se envolvieron hablando, hasta que nuestro vecino en el tren abrió la puerta y nos gritó.  Realmente, no entendimos nada de lo que nos dijo,  pero por el tono de voz era obvio que estaba bien molesto.  Ya sabrán que salieron huyendo y metiéndose a la cabina.  No imaginan la risa que nos dio, o sea, si nos mandó a callar por hablar alto, tenía que estar odiándonos por la pavera que teníamos.

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Al amanecer, nos levantamos y estábamos en Milán.   De ahí tomamos el Trenitalia que en  -aproximadamente- tres horas nos llevaría Roma.

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La primera visita en Roma fue el Vaticano.  Pero antes de entrar, fuimos a comer.  Puedo decir que la mejor lasaña que he probado en mi vida fue allí.

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Fuimos tienda por tienda en busca de un crucifijo y ni hablar de los precios, son absurdos.  Pero cada cual con lo suyo.

Una vez dentro del vaticano, me separe cinco minutos del grupo en lo que compraba una botella de agua.  Descubrí que hay dos tipos de agua, la natural y la de gas.  Nissybeth, compro la de gas, es como si tuvieras tomando alka seltzer, pero peor.  Para reencontrarme con el grupo di vueltas por todo el Vaticano.  Una de las fotos que tome fue esta…

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En el Vaticano visitámos la Capilla Sixtina (intente tomar fotos pero no lo logré) y la Basílica de San Pedro.

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Todo iba bien, hasta que una de mis roomates le pregunto a la guía sobre: “que pensaba el Vaticano de que tantos niños están muriendo de hambre cuando dentro hay tanta riqueza”.  Todos hicimos silencio pues queríamos escuchar la respuesta, pero no cumplió con las expectativas.

El Coliseo Romano…  me encanto, me encanto, me encanto y me encanto. Algo menos en mi “bucket list”.

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Dentro del Coliseo…

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El Foro Romano

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Hicimos nuevas amistades…

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Visitámos el Pantheon

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Vimos el atardecer en la Piazza Navona

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Y las Catacumbas Romanas…  sistema de túneles subterráneos utilizado para sepultar a familias  a inicios de la cristiandad.

Gracias a este viaje me motive a tomar clases de italiano.  Veremos si puedo visitar Italia el año que viene nuevamente, como regalo de graduación.

Ci Vegiamo

No se pierdan mi próximo blog.