Todo lo que hago es llorar porque es lo único
que puedo hacer en momentos de angustia.
Hay personas que me dicen que luche por lo que quiero
pero es tan complicado que  conmigo misma no puedo.

Tan complicado como ver a la persona que amas en manos
de otra, como un pétalo sin rosa, como la lluvia que cae
de mis ojos y eso significa que eres mi todo.

No sé porque el destino quiere que todo sea de la manera
donde se encuentra el sufrimiento en todos lados
y donde nadie desea que seas amado.

Que mis sentimientos están arropados con el llanto
de emociones y que la mayoría son desilusiones llenas
de desesperaciones. Pero soy quien está atrapada
en el mundo de las mentiras donde hay rencor y todo el mundo
se desquita, donde existe la venganza y
alianza de una persona con muchas ansias.

Con ansias de venganza, dulce y sin elegancia.
Y muchas tristezas no quiero lograr y soy tan débil que utilizo
mi antifaz para no logarme descifrar.

A veces deseo estar sola y acompañada de esa persona
pero para mí es imposible porque cosas en este mundo
son insensibles.

Ahora me estoy dando cuenta de quienes son los amigos
de verdad, los que se preocupan y te buscan, los que
dejan de hacer cosas para escucharte, y te dicen cualquier cosa es importante.
Los que te ven llorar y se acercan y sin ninguna prisa te
esperan.

Que me dejen sola y los que a espaldas se burlan, sin
ninguna razón alguna. Y mis ojos son lo que caen y en ellos
se refleja la luna que de algún color no los alumbran, todo es gris
y ellos dueños de un ruido infeliz.

Que son mis ojos los que lloran y que mi corazón
no reacciona. Que el amor es algo y a veces
me pregunto que si para los demás valgo. Que vivo en el mar,
burbujas que representan las confusiones y cuantas olas
caen son las veces en que llego a mis
desilusiones.

Tantas son las cosas que me bloquean y que no
aparean a algo más que a las intenciones. Y que el sufrimiento
es dueño de mis malas intenciones.

Pero como dice una gran amiga..
“La vida es así a veces, injusta pero si te dejas
vencer por esas cosas terminas mal”.

 Pero es tan difícil no dejarme caer…

Por Laritza Córdova