Esta historia de uno de los maestros de ciencia ficción trata sobre la invasión repentina de cefalópodos en una playa de Sidmouth y como el protagonista, un vendedor de té llamado Fison, y otros más tienen que tomar la difícil decisión de pelear contra la misma naturaleza para su supervivencia.

Es un relato bastante breve pero muy interesante y especulativo (la especie ficticia de calamar, el “Haplotheuthis Ferox”, es un claro ejemplo de esto); Wells nos da una mirada a los misterios del fondo marino como una persona de los 1896 la vería: con curiosidad, morbo y aprehensión. Aquí el tema principal y al grano es la naturaleza contra el hombre ingenuo y recién descubridor de los misterios científicos de la tierra. Wells nos deja saber desde un principio que las criaturas no son amigables, e incluso devoran carne humana, resaltando el tema de la cadena alimentaria; aquí no se pueden confundir, el ser humano definitivamente es la presa y aunque hoy en día se vea lo anticuado de estos pensamientos especulativos en cuanto a criaturas del océano profundo, para ese entonces eran inquietudes muy validas que escritores como Wells podían usar para enriquecer sus historias. No estoy implicando que el océano no haya dejado de ser fuente de inspiración y misterio o que criaturas marinas como los cefalópodos no sean capaces de atacar a humanos, sino que Wells nos da un retrato monstruosamente exagerado de las criaturas: unas devora-carnes capaces de salir del agua y atacar todo a su paso con una inteligencia siniestra. Este mismo modelo de criatura tentacular y rara lo usaría de nuevo en su famosa novela “La Guerra de los Mundos” para darle vida a su raza de  marcianos moribundos.

El narrador de la historia (Wells) parece ser una persona de ciencia que ha estado siguiendo el fenómeno de las criaturas desde hace un tiempo y el nos provee la historia de Fison y sus acompañantes, todos hombres normales que de repente se encuentra en una situación extraordinaria. La decisión de contar la historia de esta manera es una de grandes provechos porque nos deja ver dos lados de una moneda.

En el clímax de la historia, se implica que estas criaturas destruyen un barco de excursionistas, matando todos a bordo sin el más mínimo signo de pelea departe de las víctimas. Este sirve como el momento de realización, y el narrador se pregunta si esta será la última vez que los terribles monstruos floten de nuevo a nuestros territorios para causar más muertes. Probablemente no.