Estee Lauder y una clienta

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Estee Lauder y una clienta

Desde sus inicios cuando era una madre joven de la ciudad, Estée visitaba regularmente House of Ash Blondes, un salón de belleza en West 72nd Street, New York  para “renovar” su color de cabello. Un día, cuando la dueña le preguntó cómo mantenía su piel tan saludable, Estée no se inquietó lo más mínimo. “Resultaría ser un gran momento para mí”, dijo más tarde, de la conversación que despertó su idea de comercializar sus fórmulas familiares. Un mes más tarde, regresó al salón de belleza con un surtido de cremas y lociones caseras y la dueña estaba tan impresionada con los resultados que contrató a Estée para administrar la primera concesión belleza del atelier. Y asi Estée comenzó su negocio. Para 1946, Estée lanzó oficialmente la línea que lleva su nombre con cuatro productos eficientes “El Aceite Desmaquilador”, “El Pack de Cremas”, “La Crema Multiuso Supernutritiva de su tío” y “La Loción para la Piel”. Ella era su propia publicista, muchas veces se aparecía en los salones de belleza de New York para realizar cambios de imagen, mientras las mujeres permanecían sentadas debajo de los secadores de pelo. La aplicación de un enfoque de marketing a base de: “telephone, telegraph, tell-a-woman”, como ella lo explicaba le permitió a Estée ampliar su base de clientes a otros salones y hoteles de la ciudad.

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Photos by: EsteeLauder.com

A medida que sus pedidos aumentaban, Estée necesitaba envases que fueran tan elegantes como ella. Finalmente se decidió por los contenedores en azul pálido, un color que según Estee “se vería maravilloso en cualquier baño”.

Despues del “millonésimo” pedido de Estée, Robert Fisk, el comprador de cosméticos en Saks Fifth Avenue, finalmente accedió a comprar por primera vez sus productos por un valor de $800 para ser exactos, en 1946.
Para anunciar su llegada a la prestigiosa tienda, Estée envió elegantes tarjetas blancas con letras doradas para informar a los clientes preferidos de la tienda que les regalaría una base de crema en polvo con cada compra. En dos días, se agotaron todos los productos y nació el concepto de marketing de la industria “de regalo con su compra”.

Para evitar que los espías copien sus fórmulas de fragancias, Estée creó un sistema de codificación elaborado para probar viales que, según ella, solo lo conocíamos “Joe, nuestros hijos y yo”. Los lotes de perfumes se completaban solo en un 95% y luego un miembro de la familia Lauder en persona los llevaba a la fábrica, antes de enviar las fragancias a los minoristas, para “agregarles el 5% del componente secreto”  el ingrediente sin el cual la fragancia no estaría completa, explicaría Estée. “El ingrediente final nunca se reveló a nuestras fábricas, proveedores de esencias ni a nadie”, señaló. “Solo un Lauder lo sabe”.

Estee creó la compañía con una combinación perfecta de saber hacer, dedicación, persistencia, pasión, compromiso familiar y muchas muestras gratis.

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