El virus del ébola atacó por primera vez a seres humanos en el norte de Zaire (renombrado en 1997 República del Congo). De las 318 personas infectada con el virus del ébola durante ese brote de 1976, 88% perecieron (Murphy et al., 1990; Mahy y Peters, 1996; Le guenno, 1995). La letal cepa de este virus, llamado ébola zaire, volvió a surgir un año después en el sur de este país, pero sólo falleció una persona. Luego, el virus se mantuvo latente hasta 1995 cuando hizo erupción, causando la epidemia más reciente en el sur de Zaire.

En ese año, la atención mundial se centró en Kikwit, Zaire, cuya población es de aproximadamente medio millón de habitantes. Se sabe que allí el virus infectó a 316 personas, y en su secuela murieron más de 244, o sea 77%. Pero en realidad las cifras fueron mayores, ya que nadie puso contar a las personas infectadas que perecieron en zonas alejadas. La mayoría de las víctimas fueron adultos jóvenes, en promedio de unos 37 años, aunque la gama completa fue desde 2 hasta 71 años de edad.

En la ciudad de Kikwit reinó el pánico. El ejército bloqueó los caminos y no permitió salir a nadie: esta situación recordó el pánico de la fiebre amarilla a lo largo del río Misisipi, en Memphis, 117 años antes, así como las barricadas que rodearon partes de la ciudad de Nueva York 79 años antes, durante el brote de poliomielitis. De manera similar, pese al bloqueo, el virus del ébola empezó a avanzar hacia la ciudad de Kinshasa, a unos 400 kilómetros de Kikwit. Como en el brote de ébola de 1976 en los poblados a lo largo del río ébola, 800 kilómetros al norte de Kikwit, cuando perecieron 9 de cada 0 residentes infectados, el virus del ébola volvió a dejar su marca a lo largo de la carretera de Kinshasa.

Información adquirida del libro: Virus, Pestes e Historias.